En la antigua Roma las basílicas no realizaban una función religiosa. La Basílica de Majencio y Constantino situada cerca de la Praefectura Urbis era utilizada como la casa de las cortes de Roma ya en el bajo Imperio. Su construcción se empezó bajo el mandato del emperador Majencio entre el 307 y el 310 y fue terminada por Constantino después del 312, quien modificó la entrada trasladándola desde la fachada este a la sur, situada en la Vía Sacra y cambió la distribución interior.
Por su calidad y alcance esta edificación fue considerada como uno de los monumentos más importantes de la antigüedad clásica. Desde la entrada del primer edificio se accedía a un estrecho atrio desde donde se pasaba a la gran nave central. Hoy en día solo quedan tres entradas cubiertas por bóvedas de cañón. Sus medidas eran de 110 metros de largo por 65 de ancho por 35 de altura, soportado por 8 columnas de 14,5 metros de altura, dentro del edificio, en el ábside semicircular, se encontraba una colosal estatua de Majencio o de Constantino. De la cual el pie media 2 metros y la cabeza y el cuello median 2,6 metros.
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