El templo de Heliogábalo estaba dedicado al dios Elagabalus, el Sol Invictus y a su piedra sagrada, un meteorito negro con forma cónica. El templo se situaba al este del Palatino. Los cimientos del templo se conservan hoy en día.
El culto a este dios escandalizaba a los romanos, según cuenta Herodiano "A este dios consagró un templo grandioso, adornado en abundancia de oro, de plata y de varias piedras preciosas".
Heliogábalo forzó el matrimonio de Aquilia Severa, sacerdotisa y virgen vestal con el dios, sacrificando para ello a 51 tigres. Esta boda provocó la ira de la ciudadanía romana.
Para ser su sumo sacerdote, Heliogábalo se hizo circuncidar y forzó a los senadores a contemplar su danza ante el altar del templo.
Cuando se realizaban los rituales al Sol Invictus, se danzaba alrededor de las aras, al son de las flautas, de las siringas y otros instrumentos. En el Esquilino construyó un segundo templo en el que todos los rituales eran danzas.
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